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Creo que la finalidad última de los que visitamos y vamos conociendo un poquito a los volcanes, a medida que adquirimos cierto bagaje y conocimiento, y somos más cocientes de lo que son y representan éstos colosos es, informar, alertar y prevenir a cerca de ellos, también hablar de sus maravillas por supuesto pero, sobre todo exponer sus riesgos, sin que ello devenga finalmente en prohibiciones ni leyes que deriven en coartar la libertad de las personas. Pero, en los últimos 25 años los volcanes se han cobrado 35.000 vidas, y en el siglo pasado solo cuatro erupciones –tres en el Caribe y una en Colombia– acabaron con la vida de unas 67.000 personas, lo que lleva a prestar algo de atención al respecto: sobre todo a la poca conciencia existente en relación a indiscutible peligro que supone vivir al pie, o subir un volcán activo. Además, a día de hoy, y en gran medida a causa de las redes sociales, subir volcanes se ha convertido en un deporte, y sobre esto último quería decir algo, ya que en este caso expone un riesgo obviado y casi siempre mal gestionado, bien por el desconocimiento bien, por interés del momento. SEGUIR LEYENDO

Cuando comencé a escribir este blog lo hice, también, con la idea de narrar algunas de aquellas experiencias venidas de tomar un camino diferente: “el camino menos transitado” pues, hay situaciones, curiosidades que se dan en cada viaje venidas de la propia toma de decisiones o, sencillamente, de prestar atención a objetos o historias: leyendas, que se escuchan unas veces a lomos del viento, otras entre la madera que arde en las hogueras y que nos atrapan; nos desvían de nuestra ruta e incluso, en ocasiones nos confunden. Historias pero, que si uno luego se preocupa en indagar, contribuyen a un conocimiento añadido mayor en su conjunto, al que por sí mismo el viaje pudo habernos aportadoSEGUIR LEYENDO